Las emociones viajan a la velocidad de la luz y uno no es más que un recipiente perfectible de captar la inmensa cantidad de vibraciones que, de llegar al lugar indicado, producen un estado de ligereza y apacibilidad incomparables.
La noche cayó, como es su costumbre, cada vez más temprano y el golpeteo de luciérnagas de agua sobre el patio se vuelve un platillo necesario para el corazón. A oscuras, sólo iluminado por la pantalla del laptop y acompañado sólo por perrín, sentado en un sillón que da al patio, siento cómo la belleza de la música y la armonía de este cuadro melancólico hacen brotar una pequeña lágrima de estremecimiento y agradecimiento.
Tenía que escribirlo. Ojalá que puedan experimentarlo también ¡Buenas noches!
sic aetatis ver humanae iuventus primo mane
reflorescit paululum
mane tatem hoc excludit
vitae vesper, dum concludit
vitale crepusculum
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